SOBRE ENTRENADORES

Últimamente se hace difícil publicar noticias sobre entrenadores. Cada anuncio de renovación o fichaje de un entrenador por un club suele ir acompañada de opiniones en contra de su trabajo. No está exento ninguno. Da igual que haya conseguido llegar a dos campeonatos de España o hayas logrado el título de Campeón de tu categoría. Si la siguiente temporada no se logran los objetivos deportivos o por otros aspectos, eres objeto de la crítica.

Se cuestiona su labor con sus equipos, sus conocimientos, la relación con los jugadores, carácter, motivación, forma de dirigir los partidos, cambios, decisiones, si pierde demasiados partidos en los últimos segundos, etc. Da la sensación que hablamos de entrenadores sin formación ni experiencia. Como si fueran personas que pasaban por allí y se ponen a entrenar un equipo.

En estos tiempos que corren, no basta con tener conocimientos específicos de baloncesto, la técnica individual, táctica, metodología, preparación física, reglas de juego o cualquier otra materia relacionada con el baloncesto. Hay que ser un buen gestor de grupos, motivador y psicólogo. Se pide al entrenador de equipo de baloncesto más materias que lo que los diversos cursos de entrenador exigen para su consecución.

El inicio de los entrenadores suele ser prácticamente común. Jugadores que empiezan a llevar un grupo de mini en su colegio o club, como hobby, vocación o por sacarse unos pequeños ingresos. No tienen problemas para sacarse su título de nivel 1. Su condición de jugadores hace que dominen los aspectos técnicos de juego. El bloque de psicología es menor. Con esto ya tienen para empezar a entrenar. Y, como todos los que empiezan una actividad, cometen errores, bastantes, pero poco a poco van aprendiendo de los mismos, y con los consejos y guía de los diferentes coordinadores o directores técnicos.

El gusanillo le lleva a más, les gusta la nueva faceta en el baloncesto y se meten en empresas mayores. Entrenan a equipos de superior categoría y se sacan el título de nivel 2. Más exigente y más completo, pero también basado en los aspectos tácticos y técnicos del juego.

Los más avanzados, continúan hasta sacarse el nivel 3, anteriormente llamado curso superior o título nacional. Más enfocado a la elite, la dirección de equipos de competiciones profesionales.

Nuestros entrenadores suelen tener la formación académica que se exige para cada categoría en la mayoría de los casos. Pero para otros aspectos no exigidos en esta “carrera” ya es cuestión e inquietud de cada uno.

Pero estos conocimientos no están acordes con las exigencias que se piden a los entrenadores en estos tiempos. No nos basta con ellos. Tal vez sea un gran estratega, enseña los fundamentos y tiene una buena dirección de partido, pero adolece de ser motivador, buen comunicador y correcto psicólogo. No nos vale. Queremos para nuestros hijos/as el mejor, el más completo, faltaría más. Necesitamos entrenadores con la máxima preparación en todos los aspectos. Que los motiven, les entiendan, les den todas las oportunidades que necesitan, si cometen errores que los comprendan, les entiendan, les reconduzcan por el buen camino. Que disfruten en todo momento. Que sean disciplinados pero que tengan libertad para tomar decisiones. Comprenderlos si estas son incorrectas y enseñarles a decidir cuáles son las correctas, pero mejor que lo descubran ellos por sí mismo. Además, que ganen todos los partidos, ganen campeonatos, les hagan mejores jugadores y personas. Y muchas cosas más…, pero que no cobre mucho.

Ojala pudiéramos tener entrenadores con estas características, completos, los mejores. Por desgracia, no los tenemos. Se a buena fe que lo intentan, y si alguno lo consigue, estoy seguro que algún club grande, lo llamará a sus filas y volveremos a las andadas.

Nuestros entrenadores, los que llevan equipos alicantinos, día a día van mejorando su nivel. Se esfuerzan por hacerlo. Asisten a cursos, clinics, ven partidos, hablan, comparten conocimientos, escuchan. Ya no solo a nivel de conocimientos técnico-tácticos. También en aspectos de dirección de grupos, como llevar a ese jugador que parece algo mas díscolo, como relacionarse con los entornos de los jugadores, con directivos. Como entrenar y dirigirse a sus jugadores. Aspectos psicológicos. Quieren aprender y sacan tiempo de donde sea.

Están implicados con sus equipos y grupos. No solo dedican el tiempo del entrenamiento y del partido, esos 90-120 minutos. Planifican sus temporadas, las desplanifican, las vuelve a planificar. Preparan los entrenamientos para que sean más divertidos, dinámicos y les enseñe las diversas facetas del juego. Se preocupan por las cosas que no salen y no funcionan. Les dan vueltas y más vueltas. Disfrutan con los progresos de sus jugadores y se martirizan con las derrotas, noches sin dormir pensando en que error cometió por el cual su equipo perdió ese partido. Su entorno, su familia sufre su mal humor o mal estado de ánimo por esos percances.

No, no tenemos los mejores entrenadores del mundo en nuestros equipos, en nuestras canteras. Pero tienen ilusión. Ilusión por hacerlo bien, por mejorar, por llegar lejos. Pero también porque sus pupilos, sus jugadores acaben en las grandes ligas, que sean internacionales, que lleguen lejos. El mayor orgullo de un entrenador no es decir que he ganado no sé cuántos títulos. Su mayor éxito es decir, ves a fulanito/a, lo entrene yo durante tres temporadas. Mira todo lo que ha ganado y ha donde ha llegado. Ahí es donde se le iluminan los ojos a un entrenador.

Solemos ser muy exigentes con nuestros entrenadores. No está mal, pero siempre en la medida justa. En los tiempos que corren, es muy difícil que nuestros hijos, estos que hacen baloncesto, lleguen a categorías superiores. Sin ser datos estadísticos exactos, pero lo normal es que de los jugadores formados en nuestros clubes 1 jugador de cada 5 generaciones consiga llegar a jugar en las ligas profesionales (llámese ACB, LEB ORO, LEB PLATA). Los que consideramos estrellas en las categorías de formación, es posible que lleguen, con mucho trabajo y suerte a jugar en EBA o 1ª NACIONAL. El resto que siga jugando, lo hará en AUTONÓMICA y PREFERENTE. Y la gran mayoría abandonará la práctica federada del baloncesto, por estudios, profesión o motivos familiares.

Con estos datos, casi mejor que disfrutemos del día a día. De la práctica de un deporte que realizan nuestros hijos/as. Cada uno a su nivel. Ojala y dentro de unos años cambien las cifras de jugadores aportados a la elite. Entonces tendremos que felicitar a nuestros entrenadores. Habrán mejorado en muchísimos aspectos y habrán conseguido objetivos para el baloncesto alicantino que ahora nos parecen inalcanzables. Me consta que intentan día a día ser mejores y más completos y, a pesar de las dificultades del camino, lo seguirán intentando.